domingo, 30 de enero de 2011

MASAIS


Los masai son un pueblo estimado en unos 883000 individuos. Hablan maa, una lengua nilótico oriental. La mayoría mantienen su religión tradicional, aunque algunos han adoptado alguna forma cristiana. Son pastores nómadas que viven en las llanuras abiertas del sudeste de Kenia (este de Narok y Namanga) y el noreste de Tanzania.

En la actualidad siguen ignorando reglamentos, leyes o mandatos oficiales que modifiquen sus costumbres, les prohíban ser guerreros o les obliguen a pagar impuestos.

son personas altas, fuertes y muy ágiles. Son concientes de que poseen una gran belleza y adornan profusamente su cuerpo con elegancia y coquetería, utilizando llamativos collares de cuentas, brazaletes y pendientes que corresponden con el corte de la oreja del buey o con un dibujo del hierro candente con que marcan su ganado.

Cuidan mucho su complicado y decorativo peinado, con trenzas largas a las que dan consistencia untando con grasa y barro cuyo color tiñe el pelo rojizo. Los guerreros llevan el pelo largo con una trenza que les cae por delante de la frente y otra que dejan caer sobre la espalda.

Visten con telas de vivos tonos rojizos y azulados.

Las mujeres suele adornarse con multicolores cintas del pelo y con grandes collares de cuentas colocados uno tras otro. A veces se ciñen los brazos y los tobillos con gruesos filamentos de cobre.

Hombres y mujeres acostumbran a alargarse los lóbulos de las orejas, colgándose pesados pendientes y ornamentos de cuentas.

También suelen decorar artísticamente sus cuerpos con una mezcla de sebo de vaca y ocre, mineral rojo triturado hasta convertirlo en polvo fino.

Las clases sociales se dividen por edades. Una primera clase es la de los niños, la segunda esta formada por lo guerreros (desde los 15 hasta los 30) y la tercera esta constituida por los ancianos (responsables del orden político y religioso). Cada persona pertenece durante toda su vida Los ritos se relacionan con la edad o con los ciclos vitales, pero no con la muerte. En los masai, los niños vigilan el ganado. Cuando alcanzan los 16 años pasan a otro nivel mediante el rito de iniciación, que convierte a los muchachos en jóvenes guerreros o moran.

En esta ceremonia son circundados al amanecer y recluidos todos juntos (manyatta) para pasar un periodo de convalecencia. Se les viste con una túnica negra y les pintan la cara de blanco; normalmente se dedican a mendigar.

Cuando la herida esta cicatrizada cazan pájaros con los decorar su cabeza, convenientemente rapada. No se consideraran guerreros hasta que su pelo crezca y pueda ser recogido en pequeñas trenzas.

Estos jóvenes guerreros desempeñaban continuamente la función de defensa del territorio, pero hoy en día se ocupan de las tareas más difíciles del pastoreo, de la caza y de las exhibiciones de valor y aunque algunos regresan a las escuelas tras la circuncisión.

Llevan esta vida durante quince años. Entonces se celebrará el rito Eunoto, es decir: grupo de edad después de guerrero para adquirir responsabilidades en la vida social del poblado (familia, hijos y ganado). A partir de este momento pueden casarse (siempre fuera del clan de al familia y a veces con varias esposas) y vivir con sus familias, así como fumar.


A medida que pasan los años irán pesando cada vez más sus opiniones en la sociedad. Este culminará cuando el grupo pase a considerarse “ancianos”, ya que son ellos quienes tomaran todas las decisiones importantes, de forma igualitaria y reunidos en consejo.




Las mujeres están sometidas al dominio del hombre dentro de una sociedad patriarcal fuerte. Para convertirse en mujeres aptas para el matrimonio y la procreación, hay un rito de iniciación (al entrar en al pubertad) sufra la extirpación del clítoris y luego les enseñas la vida del ganado. Antes del momento de casarse viven mantenidas en el clan del padre, pudiendo relacionarse con los jóvenes guerreros que deseen. En la sociedad masai no esta mal vista la promiscuidad masculina y femenina.

Su matrimonio generalmente es decidido por el padre en su infancia o a veces antes del nacimiento, pero cuando esto no es así, se celebra feria de matrimonios donde los jóvenes buscan esposa. Por lo general, el elegido es mucho mayor que ella y tiene ya varias esposas.


El Masai puede casarse con cuantas mujeres considere oportuno -se trata de una sociedad que tolera la poligamia e incluso la promiscuidad-, siempre que pueda mantener a todas ellas y garantizarles la dote. Tampoco está mal visto que la mujer Masai mantenga relaciones extramatrimoniales con hombres de la misma edad del marido, bajo la condición de mantenerlo al corriente, y éste lo consiente pues según envejece va siendo consciente de que no puede satisfacer a todas sus esposas. Es tradición que la familia del novio la reciba en el primer encuentro a base de insultos y estiércol -como alegoría de la dura vida que emprende y la necesidad de fortalecer su carácter-, y durante sus años de matrimonio, debido a la cosificación que sufre, puede ser prestada por el marido a cualquier amigo que esté de paso por el poblado y necesite satisfacer alguna necesidad venérea.

Desde el momento que la mujer queda embarazada los masai no vuelven a mantener relaciones sexuales en el matrimonio hasta que los hijos hayan nacido, pues de lo contrario nacerían los niños con la nariz tapada.


La crianza de los hijos es una labor comunitaria; cualquier persona mayor puede disciplinar y castigar a un niño desobediente. A los pequeños se les enseña a respetar a sus ancianos y a seguir las demás costumbres familiares, que no tardan en aprender. Pasan una infancia despreocupada, pero pasando el tiempo, las muchachas aprenderán a atender las tareas domésticas, y los muchachos a cuidar y proteger el ganado. Asimismo, los padres transmiten a sus hijos el conocimiento de las medicinas tradicionales y les enseñan los rituales.

Practican la eutanasia con los enfermos; el sistema consiste en que los enfermos son llevados a la selva, donde quedan abandonados hasta que les sobreviene la muerte. Los masai suelen olvidar a los muertos y no practican ningún sistema de enterramiento, sólo los magos dejan señal de haber pasado por la vida dejando un pequeño túmulo allí donde mueren.




Algunas otras curisidades sobre la cultura masai que he descubierto en este libro son las siguientes:

- las cabañas donde viven se llaman manyattas y están construídas con ramas, mimbre y boñigas. Las hacen exclusivamente las mujeres.


-Los guerreros y las mujeres han de comer separados, pues toda comida que haya sido mirada o tocada por una mujer, trae mala suerte para el hombre. Sólo pueden tomar juntos el té.



- hay división de bienes: hombres y mujeres tienen sus propios animales y pertenencias. En la boda, los invitados regalan animales y objetos a la pareja, pero deben dejar muy claro a quién se lo regalan, si al hombre o la mujer.



-Los masai no besan. Los hombres no pueden tocar a una mujer de cintura para abajo y las mujeres no pueden tocar la cara, el pelo ni el sexo del hombre.


-Un bebé recién nacido no puede ser visitado por nadie hasta que pasen unas semanas.

-Que te escupan es un gran honor. A los bebés se les escupe en manos y pies; restregarte un escupitajo en la frente es señal de bendición.


-Es costumbre que la nieta mayor pase a ser propiedad de la abuela, pues está destinada a cuidarla en su vejez.

-Proporcionar hospitalidad, comida y cama, es obligatorio, te lo pida quien te lo pida.

-Los masai sólo encuentran razonable llorar cuando alguien se muere.


1 comentario:

parkerazul dijo...

Leo con atención lo que dices sobre los Masai. Y sigo pensando como te dije antes.
Muy interesante, pero nada que ver con nosotros. En muchas cosas, salimos perdiendo. Pero hay mezclas imposibles.
Te imaginas, como algo simple, que te planten un escupitajo en la cara?
Que no puedas tocar a tu marido, o el a ti?
Que te presten como si fueras una camiseta?
Y al revés, te imaginas a una mujer Masai, orgullosa de serlo, haciendo cualquiera de las cosas normales que hacemos nosotras?
No somos mejores ni peores, simplemente las culturas no tienen nada que ver, y en el intercambio todos lo pasaríamos mal.

Pero reconozco que se les ve fantásticos.

Un besito

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